En el mes de noviembre nos hemos acercado a las proximidades de Valdehuesa, justo en el desvío de la carretera de Puebla de Lillo hacia este pueblo. Aquí encontramos una construcción de cemento con una silueta de elefante. Pudo servir como refugio para esperar el autobús y ahora anuncia el Museo de la Fauna Salvaje. En este punto dejamos los coches. Durante el viaje el paisaje estaba cubierto por una niebla rala. Mientras esperábamos a todos los excursionistas, la niebla se disipó.
Al iniciar la excursión la niebla se disipó |
Entre los exámenes y la previsión de frío y mal tiempo, nos juntamos pocos. Solo cinco personas. No importa. A escasamente cien metros del cruce, encontramos un pequeño cementerio en el que están enterrados los últimos habitantes del pueblo de Vegamián, anegado por el embalse del Porma en el año 1968.
Cementerio de Vegamián e inicio del camino |
A la altura de este cementerio parte una pista hacia el norte. En su momento estuvo asfaltada y enlaza con la carretera que pasa sobre el muro del embalse. Tomamos esta pista. La pendiente es suave. Bordeamos un bosque de robles de mediano tamaño. Cruzamos sobre un arroyo y pronto llegamos a la altura del muro del embalse. Ha salido el sol y la temperatura fría de la mañana se ha suavizado.
Ante el muro del embalse del Porma |
Nos tomamos unas fotos. El nivel del embalse está bastante bajo para ser noviembre. Seguimos por la pista que gira al oeste bordeando el agua. Entramos en zona de sombra y la temperatura baja notablemente. Ante nosotros tememos las cumbres del Susarón, Peña Armada y, detrás, el macizo del Mampodre con nieve.
Al borde del agua, con el Mampodre al fondo |
Enseguida nos acercamos a las proximidades de una cantera. De aquí sacaron los materiales para la construcción del embalse. Como hemos empezado la ruta muy tarde, no nos acercamos hasta la cantera, pero la vemos desde lejos. Llegamos ahora a la parte más empinada de la excursión ascendiendo un collado que tenemos al sur.
A la izquierda de Blanca vemos algo de la cantera |
Entramos en un pequeño bosque de robles buscando la senda hacia el punto más alto. Encontramos algunas manchas de nieve de los últimos días. Todo el camino está bastante mojado por la lluvia y la nieve de las últimas jornadas. A llegar al collado el paisaje se despeja. Volvemos al sol.
Los cinco excursionistas en el collado |
Se acerca la hora de comer. Seguimos avanzando un poco por una pista casi llana buscando una zona soleada. Volvemos a pisar algunas manchas blancas de nieve.
Avanzamos de nuevo entre robles |
En poco tiempo pasamos otro collado de aproximadamente la misma altura que el anterior. Ahora estamos ya en ladera sur. Buscamos un lugar soleado entre unas rocas y paramos a comer. Como no tenemos prisa y estamos en un lugar agradable, la comida y la sobremesa se alargan un poco.
Hojas de roble por todo el recorrido |
Retomamos el camino. Ahora todo es hacia abajo, sin demasiada pendiente. Recorremos un bosque de robles por una pista en buen estado sembrada de hojas pardas. Se camina con comodidad. En poco más de media hora llegamos a una bifurcación de pistas. Una sale a la carretera y la otra desciende por una pista forestal. Vamos a lo fácil: la carretera.
Último descenso por pista. Hay nieve |
Recorremos unos dos kilómetros por la carretera hasta llegar al punto de partida. Finalmente realizamos una excursión cómoda con un día magnífico para ser noviembre. ¡El próximo mes Belén de cumbres!
No hay comentarios:
Publicar un comentario