Trekking

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martes, 14 de septiembre de 2021

Fuentes del Omaña 12/9/2021

 En el primer Trekking Familiar Anciles del curso 2021-22 hemos viajado hasta la localidad de Montrondo para recorrer una parte de la ruta llamada Fuentes del Omaña. Una mañana soleada, pero no muy calurosa. Estábamos pocos, solo seis personas. Partiendo desde las últimas casas de Montrondo tomamos una pista que remonta las primeras aguas del río Omaña. El camino tiene una pendiente suave y está en buen estado. Tras recorrer unos dos kilómetros, llegamos a la altura del abedular de Montrondo.

Ante el abedular de Montrondo

Seguimos por la pista al pie del abedular. Por lo que indican los carteles, este es uno de los bosques de abedules más importantes de la península, y en él puede encontrarse el urogallo. Durante el recorrido, a pesar de estar a finales del verano, encontramos varias fuentes de agua abundante y muy fría.
Una de las fuentes que encontramos en el recorrido

Cuando llegamos a la zona final del abedular, donde hay una construcción para el ganado, tomamos un desvío que gira ligeramente al norte. Cruzamos el arroyo y buscamos la senda que sube.
Cruzando el arroyo

Al principio la senda está clara. Pero pronto nos damos cuenta que este camino está prácticamente perdido. Hay abundante vegetación que invade el camino y dificulta el avance: brezo, algunos árboles pequeños, incluso zarzas y en ocasiones ortigas.
Avanzando por un camino casi perdido

En algunos tramos podemos encontrar una zona libre de maleza, pero nos dura poco. No es un tramo muy largo, pero hay que reconocer que no fue agradable. Por fin llegamos a una caseta de pastores muy pequeña y en mal estado. Al lado hay un grupo de caballos pastando. Paramos un momento a descansar y tomar un refrigerio.
Ya salimos del mal camino

Avanzamos un poco más hacia el norte, cruzamos el arroyo de Bozquemao y giramos al sur buscando un camino que nos lleve hasta la pista que habíamos dejado antes más abajo. Ahora estamos en una zona de praderas amplias y a nuestros pies se abre el valle.
El valle que estamos ascendiendo

Ya es la hora de comer. Estamos buscando una sombra, pero lo más que encontramos son pequeños árboles que apenas dan sombra. Un poco más lejos divisamos una pared rocosa que proyecta una sombra interesante. Y, además, en un lugar de buenas vistas. Solo son unos minutos más de caminar.
Una buena sombra bajo esa pared rocosa

Hemos llegado a una zona de praderías donde hay algo de ganado pastando. Subimos hasta el pie de la pared de piedra. El sitio es magnífico: fresco, con buenas vistas y grandes piedras adecuadas para sentarse. Allí comemos con calma. Incluso hay tiempo de contar chistes o descansar un buen rato.
Reposando la comida a la sombra

¡Incluso hubo que ponerse manga larga! Se estaba fresco allí. Debajo tenemos unas amplias praderas para el ganado. A la derecha el valle por el que hemos subido. A nuestra espalda está el Tambarón, un pico imponente de más de 2000 metros de altura.
Vista del valle desde el punto de parada

Ya descansados y con fuerzas renovadas, iniciamos el descenso. Ahora iremos siempre por la pista, sin ninguna dificultad. Al iniciar el descenso encontramos el arroyo Molar que forma una pequeña cascada.
Ante el arroyo Molar

Seguimos la marcha por la pista. En algunos tramos la pendiente es un poco más fuerte. Vamos bien de tiempo, no hay prisa.
Por la pista de regreso

Algunos recolectan plantas, flores o setas. La naturaleza ofrece todo tipo de recursos naturales.
Descendiendo

Sin mucho esfuerzo llegamos al punto donde nos habíamos desviado. Paramos de nuevo ante alguna fuente. Hay arroyos que aportan agua hasta formar el río Omaña.
Abundantes fuentes de agua aportan al nacimiento del río

Más adelante, en medio del abedular, hay un desvío que permite adentrarse un poco en el bosque. Todo el recorrido hecho hasta ahora va pasando factura. Solo los más aventurados deciden internarse un poco en el abedular. Los demás siguen camino abajo hacia el pueblo. Sin prisas.
Con el bosque de abedules al fondo

Solo nos adentramos un poco por el camino del bosque. Es silencio es espectacular. En algunos tramos los árboles oscurecen casi el camino. Es un lugar propicio para cuentos de hadas y duendes.
Por el camino del bosque

Una vez visto el ambiente del bosque, damos la vuelta y seguimos hacia Montrondo. Ya cerca del pueblo encontramos unos caballos imponentes que vienen de frente. Los más jóvenes se asustan un poco ante nuestra presencia. Pero somos gente pacífica.
Caballos en el camino
 

Llegamos todos a Montrondo al mismo tiempo. Ha sido una excursión bonita. Algo más de 10 kilómetros de recorrido final. La siguiente será mejor todavía.