Trekking

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viernes, 10 de julio de 2020

Vivero 28/6/2020

Hemos pasado unos meses muy extraños con el confinamiento. Como es lógico no hemos podido hacer excursiones de Trekking Familiar Anciles. Por fin ha llegado el momento. El último domingo de junio nos hemos ido hasta el pueblo de Vivero. El segundo más alto de la provincia de León, después de La Cueta. Está a casi 1400 metro de altura. Hay que pasar el puerto de La Magdalena y tomar un desvío poco después. Está apartado de la carretera y no hay cobertura de móvil de ninguna operadora. ¡El confinamiento perfecto!

Con algún retraso sobre el horario inicialmente previsto nos reunimos un buen grupo, más de veinte personas. Por cierto un coche se perdió y hubo que ir a buscarlo. Para esto la falta de cobertura telefónica sí que es un problema. Mientras esperábamos a los perdidos tuvimos ocasión de visitar una preciosa cascada que hay en medio del pueblo:
Preciosa cascada en medio del pueblo

El recorrido previsto era remontar el arroyo Vivero por el valle hasta donde nos parezca o nos permitan nuestras fuerzas. El día estaba con nubes, así que no hacía mucho calor. Empezamos a caminar valle arriba. Pronto se empezó a notar que estos meses en casa pasan factura. En todo caso el entorno es precioso.
El arroyo Vivero

Caminamos despacio y sin prisas. A la izquierda tenemos el arroyo. Al otro lado las laderas montañosas cubiertas de abedules. Avanzamos con calma. A eso de las dos y media hacemos una parada. Llevamos poco tiempo caminando. Decidimos avanzar un poco más antes de comer.
Una parada antes de comer

Alcanzamos una zona de praderas al lado del arroyo. Son las tres de la tarde y es un lugar estupendo para comer. Cada familia se encarga de sus alimentos. Por esta vez no conviene compartirlos. Después un descanso más largo de lo habitual. Se hace un corro amplio y jugamos unas partidas de lobo. Una sobremesa muy entretenida.
Zona de praderas donde comimos

En algún momento amenazó la lluvia, pero no pasó de amenaza. Tras la sobremesa regresamos tranquilos al pueblo por el mismo camino.
Los jóvenes avanzan más rápido

A las seis de la tarde estábamos de regreso en Vivero. Volvimos a visitar la cascada. Todo el mundo estaba feliz. Después de casi cuatro meses volvíamos al campo. Nos hacía falta. La siguiente será después del verano.

jueves, 12 de marzo de 2020

Geras - Embalse de Casares 8/3/2020

En marzo nos hemos ido hasta Geras para hacer un recorrido, remontando el curso del río Casares, hasta el embalse. A pesar de tener buen tiempo, no estuvimos muchos en la excursión. En la parte norte del pueblo parte una pista forestal amplia. Pronto comprobamos que hay bastante agua y charcos por el camino.
Iniciando el camino
En las cumbres cercanas hay algo de nieve. Tenemos que ir sorteando charcos, con peligro de resbalar. Incluso hay alguien que cae entre el barro....
Algunos de los excursionistas
Pasamos al lado de un puente que cruza el arroyo, pero seguimos por el camino principal. Ahora la pista asciende por un pendiente fuerte. Tiene una ventaja: no hay charcos. Hasta que descubrimos que la pista termina al pie de una torre de alta tensión. Vemos que el camino continúa, más estrecho, al otro lado del río. No hay opción de cruzar. Tenemos que desandar un tramo y cruzar el puente. En ese momento hacemos una breve parada para reponer fuerzas.
Una breve parada para reponer fuerzas
Al otro lado del río la pista forestal se convierte pronto en una senda estrecha pero bien marcada. Subimos a una zona de rocas. Cruzamos un pequeño arroyo que baja del monte.
Muxu cruzando el arroyo en sentido contrario
A todo esto, nos acompaña Muxu, el perro de Elías, que disfruta correteando a nuestro lado. Atravesamos el punto más alto del recorrido entre rocas. A continuación, bajamos por una zona boscosa.
El punto más alto del recorrido, entre rocas
Llegamos de nuevo a la altura del río Casares. Lo cruzamos por un puente de madera.
Puente de madera sobre el río Casares
Pronto el camino vuele a ascender. Ya estamos cerca del embalse. Los más jóvenes nos llevan ventaja. Tienen que esperarnos un poco para no perder el camino. Acabamos en una zona rocosa. Debajo tenemos un edificio que parece una central eléctrica. Seguimos por una senda entre rocas.
Una senda entre las rocas
Pasamos un collado y salimos a una carretera estrecha. Un poco más lejos vemos los muros de contención del embalse. Enseguida llegamos a la altura del agua. Las vistas son grandiosas: frente a nosotros las cumbres de las Tres Marías con nieve y a sus faldas el pueblo de Casares.
Las Tres Marías nevadas. A sus pies el pueblo de Casares
Seguimos un tramo por la carretera. Pronto llegamos al muro del embalse. Mirando desde lo alto del muro hacia abajo impresiona su altura. Al otro lado del muro hay un mirador donde paramos a comer. Es una zona recogida y agradable.

Tras la comida tranquila reemprendemos la marcha por el mismo recorrido en sentido contrario.
En lo alto del muro con las Tres Marías al fondo
Ahora conocemos bien el recorrido y no hay peligro de perder el camino. Aunque hay algún tramo de subida, la mayor parte del trayecto es cuesta abajo. El sol nos da ahora casi de cara y hace calor. El camino de vuelta no tiene más historia.
Acabando el recorrido de vuelta
En el recorrido de vuelta el suelo está un poco más seco. A eso de las cinco y media estamos de vuelta en Geras. Una excursión muy agradable con buen tiempo y en familia.

jueves, 13 de febrero de 2020

Ruta circular en Oville 9/2/2020

En esta ocasión hemos viajado hasta Oville, un pequeño pueblo apartado de la carretera al norte de Boñar. Nos hemos juntado un buen número de personas. El camino se inicia al final del pueblo al noroeste. Enseguida tomamos un desvío hacia el oeste que sube entre un bosque de pinos. La pendiente es fuerte.
Pista de subida con buen paisaje
Los más jóvenes toman enseguida la delantera. Hay que pararles para que no pierdan el camino. Tras las primeras rampas muy pendientes, llegamos a una zona con menos árboles que nos permite ver el paisaje alrededor. Debajo tenemos ya el pueblo de Oville. El cielo está parcialmente cubierto de nubes. En la cima de las montañas hay niebla.
Algunos prefieren las pendientes más fuertes
El camino sigue por la pista forestal, ahora ligeramente más suave. Algunos prefieren atajar por el cortafuegos con una pendiente considerable. Después tienen que esperar al resto arriba. Tras caminar alrededor de una hora, llegamos a la altura de las nubes. Ahora nos rodea una niebla fría. Hacemos una primera parada para reponer fuerzas y reagruparnos.
Una parada todos juntos. Nos rodea la niebla.
Entre los objetivos posibles estaba el subir hasta la cumbre de Prado Llano, a 1720 metros de altura. Pero la cubierta de nubes impide ver la cima y renunciamos a ella. Subimos un poco más y tomamos un desvío hacia el sur. Estamos a unos 1500 metros de altura. Ahora bordeamos las laderas de Prado Llano sin perder altura. Seguimos una estrecha senda bien marcada hasta alcanzar la zona de la Jonciana.
Una senda bordea las laderas de Prado Llano
Los más jóvenes se habían lanzado ladera abajo y hay que avisarles de que deben ascender de nuevo para retomar el camino. Ya estamos por debajo de la zona de niebla y tenemos buena vista del valle cercano. Tras caminar aproximadamente un kilómetro sin perder altura llegamos a una pequeña pradera donde hay una caseta. El problema es que está bien cerrada y no tenemos llave.

Como estamos alrededor de las dos de la tarde, decidimos hacer una parada para comer aquí. Hay una pequeña pradera con una cerca de piedras donde nos aposentamos. Bajo una roca encontramos una cueva excavada con entrada y salida. Alguien recoge leña y hace una pequeña hoguera. No hay peligro, está rodeada de rocas y piedras. No se puede propagar el fuego. Los chicos se divierten y se calientan al lado de la hoguera. La niebla vuelve a envolvernos. Hace frío.
La cueva y la hoguera
Tras acabar la comida no paramos mucho, la niebla no hace el lugar agradable para estar parados. Al lado de donde hemos parado arranca una pista forestal que nos lleva sin pérdida al pueblo. Además, todo es ahora cuesta abajo. Más sencillo.
Los más jóvenes se divirtieron
La excursión se estira. Los más jóvenes toman pronto ventaja. La niebla nos ha dejado y el paseo es ahora más agradable. El camino no tiene pérdida. Encontramos cuarcitas arenosas o un arroyo que cruza el camino. Una hora más de caminar y llegamos a Oville. Ha sido una excursión breve pero intensa. Nos da tiempo a tomar un café tranquilo antes de regresar a casa.

jueves, 16 de enero de 2020

Alrededores de Garaño 12/1/2020

Partimos de León con niebla y frío intenso. No parecía un día apetecible para caminar por el campo. Pero pocos kilómetros después de partir se disipó la niebla y apareció un día luminoso y totalmente despejado. Una parada para tomar un café y llegamos a Garaño. Se trata de un pueblecillo pequeño al lado de la autopista A6 casi pegando a La Magdalena.

El recorrido se inicia en una pista forestal que parte al lado de la iglesia del pueblo. El día es espléndido, pero a la sombra hace mucho frío. Pronto empezamos a subir por el monte, entre piornos y vegetación de monte bajo.
Iniciando el camino
Algunos avanzan deprisa, parece que quieren llegar pronto a algún sitio. Enseguida se nota el cansancio, estamos desentrenados y los excesos navideños no ayudan mucho. Pronto hacemos una parada para descansar y reagruparnos.
Una breve parada al inicio de la jornada
Reanudamos la marcha. Ya caminamos a cierta altura y a nuestros pies tenemos el valle de Luna. A lo lejos montañas con nieve en las cumbres. Ahora no sentimos nada de frío.
Los peques avanzan en cabeza
Llegamos a la zona más alta del recorrido. Rodeamos el Pico de San Pedro. El suelo recibe muy poca iluminación del sol en invierno. Encontramos charcos helados. Nos divertimos rompiendo la superficie helada. También encontramos unas formas extrañas en el hielo:
 
El hielo toma extrañas formas en el barro
Pronto empezamos a descender. Llegamos a una zona plana soleada. Paramos allí para comer. Tras la comida unos reposan con tranquilidad mientras los niños exploran los alrededores buscando aventura.
Pelayo sobre una roca acompañado por Muxu
Tras un buen descanso reemprendemos la marcha. A lo lejos, valle abajo, se observa que la niebla cubre las zonas bajas. En cambio, a nuestro alrededor tenemos todo despejado y unas vistas fantásticas. Un poco más adelante encontramos una charca helada. Aprovechamos para tirar piedras que, si no son muy grandes, no rompen el hielo.
Charca helada. Nosotros no tenemos frío
El sol también va bajando en el horizonte. A medida que descendemos encontramos más zonas con hielo sobre el camino. Hay que avanzar con cuidado para no resbalarse. Claro que los pequeños se dedican a deslizase sobre el hielo.
En el camino de vuelta. Cielo despejado, pero sombras alargadas. El sol ya está bajo
Pronto llegamos de nuevo a Garaño. A la entrada del pueblo encontramos unos caballos pastando en una finca. Son mansos, y los niños pueden acercarse a acariciarles. Sobre todo, si se les "compra" con un bocado de hierba.
Acariciando a los caballos
Hemos completado la excursión muy pronto. Tenemos tiempo de parar en un bar para tomar un café o un refresco y comentar la jornada. En el viaje de vuelta a casa, al pasar la zona de Camposagrado, ya bajando hacia León, observamos la niebla en las zonas bajas.
La niebla vista desde Camposagrado
Antes de llegar a Lorenzana entramos la niebla. De pronto cambiamos la luz del sol por una oscuridad y un frío permanente que se han mantenido a León durante toda la jornada. Una vez más ¡valió la pena esta excursión!