Trekking

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miércoles, 3 de mayo de 2023

Ruta cascada de La Fervencia 30/04/2023

 Por diversas circunstancias, el Trekking Familiar de abril se retrasó hasta el último domingo del mes. El destino elegido fue Foncebadón, en el camino de Santiago. Desde este pueblo hicimos una ruta circular hasta la cascada de La Fervencia, el rumor escondido. Quizá por ser un puente, estuvimos muy pocos, solo cuatro personas. ¡Y tres de ellos se llamaban Javier!

Partiendo de Foncebadón, la población a más altura del Camino de Santiago, tomamos una pista hacia el este. En sentido contrario a los peregrinos. Enseguida tomamos una senda que baja por el valle siguiendo el curso del arroyo del Rial. Esta senda discurre, cuesta abajo, entre un bosque de robles.

Los tres Javier al inicio de la ruta

Al principio, el camino es una pista relativamente ancha. El bosque de robles es denso, aunque los árboles no son muy grandes. Todos tienen una gran cantidad de líquenes que les dan un aspecto viejuno muy peculiar.
Algunos carteles guían al caminante

Llegamos a la altura del arroyo. Algunos carteles por el camino anuncian el destino del caminante. En todo caso, no hay pérdida posible, solo hay una pista por la que caminar. Vamos ahora por el fondo del valle. El bosque tiene el mismo aspecto en todo el recorrido. De vez en cuando encontramos acebos y otro tipo de árboles de pequeño porte.

Cruzamos el arroyo

En ocasiones tenemos que cruzar el arroyo. El camino es, por ahora, siempre cuesta abajo. Encontramos pequeños grupos familiares que hacen el mismo recorrido. La conversación es amena y caminamos con calma. El cielo está casi cubierto de nubes y la temperatura es suave. Tiempo ideal para una excursión.

El camino se estrecha a medida que avanzamos

A media que avanzamos, el camino se hace más estrecho. Al final de la senda, el valle se abre un poco y llegamos al Prado de la Molina. Aquí confluyen varios arroyos en una zona herbosa más bien pequeña. Hacemos una parada para reponer fuerzas. Pronto nos damos cuenta de que nos hemos desviado ligeramente de nuestro objetivo. Justo en esta confluencia de arroyos hay que seguir el curso del agua para llegar a la cascada de la Fervencia. Aquí echamos en falta un cartel indicador.

Seguimos el curso del arroyo por la senda y enseguida llegamos a lo alto de la cascada de la Fervencia. En un lateral la senda baja por una pendiente fuerte. Abajo hay varios grupos pequeños de gente que llegó antes que nosotros. Algunos están comiendo. No hay mucho espacio.

Javier ante la cascada de la Fervencia

Bajamos con cuidado hasta los pies de la cascada. Tiene una altura mediana y trae agua abundante. ¡Una cascada magnífica!

A los pies de la Fervencia

Es difícil encontrar sitio libre en tan poco espacio. Nos hacemos las fotos de rigor ante la cascada. Es la hora de comer. Deliberamos entre nosotros. Este no es el lugar más apropiado para la comida. Regresaremos al prado de la Molina. Allí sí que hay sitio.

Tres Javier y un Charly

Ascendemos de nuevo hasta el inicio de la cascada y llegamos hasta el prado. Allí hay sitio para comer con tranquilidad. Tomamos el bocadillo, compartimos empanada, frutos y postres. La conversación fluye con naturalidad. Después hay tiempo para una siesta tranquila.

Desde el prado de la Molina hay dos posibles recorridos para regresar por otro camino. El plan original era regresar por el camino largo, remontando una pista que lleva hacia el alto de los Corrales. El otro recorrido, más corto y de menos altura, es remontar el arroyo que discurre por el valle Seco. Por despiste, tomamos esta última variante. A los diez minutos, nos damos cuenta del error. Pero el recorrido es bonito y menos exigente. Seguiremos por aquí.

Remontando el valle Seco

La verdad es que el entorno no hace honor a este nombre. El arroyo, que tenemos que cruzar varias veces, lleva agua abundante. La vegetación es semejante a la que encontramos por la mañana. La senda es estrecha, pero bien marcada. De vez en cuando encontramos las señales amarillas y blancas que indican un recorrido estudiado.

Senda bien marcada. Arroyo con agua

La pendiente es suave y el paisaje muy chulo. Se avanza con seguridad y tranquilidad. Ahora no hablamos mucho. Seguimos avanzando sin prisas. Tenemos que cruzar varias veces el arroyo. En ocasiones la senda se hace estrecha al lado del arroyo.

La senda se estrecha

La senda se termina casi al final del valle. A la izquierda parte una pista que remonta la ladera. Es el único recorrido por el que continuar. La pendiente es ahora más fuerte. Sube por la ladera hasta desembocar en otra pista más ancha.

Un árbol en flor

Los robles apenas tienen los primeros brotes de la primavera. Estamos a gran altitud y la temperatura por la noche debe ser baja. Pero algunos otros árboles o arbustos están en plena floración. Un poco más arriba, la pista desemboca en otra pista más ancha y sin árboles. Ahora vemos los valles llenos de vegetación. A lo lejos algunos aerogeneradores.

Vemos ahora el valle y el paisaje desde la altura

Seguimos el recorrido por la pista. La pendiente no es muy fuerte,, pero ahora el sol pega fuerte. Hace mucho calor. Afortunadamente estamos acabando el recorrido. Una pista desemboca en otra, y esta en la siguiente. Al cabo de un rato llegamos a la carretera por encima de Foncebadón.

Recorriendo la pista en lo alto del monte

Seguimos un breve tramos por la carretera, cuesta abajo hasta llegar a Foncebadón, donde tenemos el coche.

A la entrada de Foncebadón

Ya en el pueblo, tenemos tiempo de hidratarnos convenientemente en alguno de sus abundantes establecimientos hosteleros. Vamos bien de tiempo, así que subimos en coche hasta la cruz de Ferro, el punto más alto del camino de Santiago, a 1504 metros. 

Ante la Cruz de Fierro

Desde aquí, retomamos ya el camino de vuelta hacia León. Una excursión fantástica en un lugar poco frecuentado y con un paisaje que no te esperas.