Trekking

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miércoles, 22 de diciembre de 2021

Tierra de Ordás 19/12/21

En el mes de diciembre hemos ido hasta Santa María de Ordás para hacer la ruta de Tierra de Ordás. Estuvimos unas treinta personas, un buen grupo. Partiendo del centro del pueblo caminamos hacia el noroeste cruzando la carretera y tomamos una pista que asciende por un valle hacia el norte. Avanzamos entre un bosque de robles.

Iniciando el camino
La pista por la que avanzamos está seca y su pendiente es muy suave. El cielo está cubierto, pero no amenaza lluvia. La temperatura es fría, pero adecuada para caminar.
Carricoche para los más peques
En algunos tramos el suelo está lleno de hojas de roble.
Avanzamos entre robles
Después de caminar algo más de una hora llegamos a una zona llana y entramos en el pueblo de Villapodambre.
Llegando a Villapodambre
Pasamos este pueblo y avanzando trecientos metros más llegamos a Formigones. Hacemos una parada delante de su iglesia curiosa por su original espadaña.
Ante la iglesia de Formigones
Retomamos el camino y entramos de nuevo en un bosque de robles frondoso. Localizamos un lugar tranquilo donde paramos a comer.
La mayoría de los excursionistas. Falta alguno...
Tras una comida tranquila y bien reposada instalamos un pequeño Belén montañero y cantamos villancicos. 
Cantando villancicos

Hasta tenemos la letra de los villancicos

Belén montañero mínimo
Tras los villancicos reemprendemos la marcha. Pronto dejamos atrás el bosque de robles y llegamos a una zona despejada con vistas muy amplias.
Dejamos atrás el bosque de robles
A partir de aquí todo el camino es en ligero descenso. Esto hace la marcha más rápida y menos cansada.
Cuesta abajo, zona de brezo

Durante la marcha la conversación es animada. Caminamos en pequeños grupos sin distanciarnos demasiado.
Camino en descenso
Acabamos la pista y llegamos a una carretera que nos lleva hasta Callejo de Ordás. Desde aquí seguimos por carretera hasta llegar de nuevo al punto de partida.

Mientras los chicos juegan un rato en el parque nos despedimos de algunos que tienen algo de prisa. El resto nos acercamos después a la Torre de Ordás. Se trata de una torre defensiva del siglo XIV, muy interesante.
Ante la entrada de la torre de Ordás
La entrada está abierta. La Torre tenía cinco niveles. Hay una escalera interior alrededor del muro que permite llegar hasta el último nivel con cuidado. No apto para personas con vértigo. Las vistas al norte desde las ventas son espectaculares.
Interior de la torre de Ordás
Desde aquí regresamos a los coches y cada familia a su casa. Una excursión muy agradable, con buena gente y muy buen ambiente. La última de este año.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Valle de Valdesamario 14/11/2021

Este mes hemos acercado hasta la localidad de Valdesamario para recorrer su valle. Hemos tenido un día fresco, pero soleado, con un paseo muy agradable. Dejamos los coches en la parte alta del pueblo y nos adentramos, caminando en medio del pueblo, hacia el sur. Casi el primer kilómetro de recorrido discurre por carretera hasta llegar a Barrio de la Parte, una población que ahora parece deshabitada. Desde aquí la ruta sigue por una pista en muy buen estado y con apenas pendiente, que entre robles y retamas remonta el valle casi paralela al arroyo de Valdesamario.

Entrados ya en la pista

En esta ocasión estamos pocas personas. Solo ocho. Lo más jóvenes tienen exámenes y han quedado en casa trabajando. Esto aporta cierta calma a la excursión y una conversación tranquila y amable.

Conversación tranquila durante la excursión

La pista avanza con una pendiente apenas apreciable. La sensación térmica es agradable. Incluso hay quien avanza en marga corta. Con frecuencia tenemos cerca el arroyo que alegra el paso con su murmullo.

Avanzamos tranquilos, pero sin apenas paradas

En algunos tramos avanzamos entre un bosque de robles con la senda cubierta de hojas caídas. En algún momento tenemos que cruzar el arroyo por un puente de madera muy bien preparados y evocador.

Cruzando el arroyo

Seguimos avanzando hacia el oeste con un caminar sereno y sin apenas paradas. De vez en cuando hay un desvío y hay que decidir la dirección correcta. La mayor parte del recorrido está señalizado con postes de madera. Pero en ocasiones hay que consultar el mapa digital para tomar la decisión adecuada.

Caminando sobre hojas caídas

Volvemos a cruzar el arroyo en dos ocasiones más. La marcha es muy agradable. No hay dificultades, no se requiere preparación ni mayor esfuerzo que el propio de un camino llano.

Cruzando de nuevo el arroyo

Ya cerca del pueblo de Ponjos, el recorrido sale a la carretera. Hay un momento de duda. La carretera apenas tiene tráfico. Pronto resolvemos que avanzando unos doscientos metros por carretera, retomamos la pista que nos lleva finalmente hasta Ponjos que será nuestro punto más lejano.

Todos los excursionistas en Ponjos

Son más de las dos y media de la tarde. Ya es hora de comer. Encontramos un lugar muy adecuado al lado sur de la iglesia de Ponjos. Entre sol y sombra. A elegir. Ponjos es una población alargadas y estrecha con pocos habitantes en este momento. Hay casas de piedra muy bien restauradas al lado de otras sin arreglar en muchos años. Después de la comida algunos reposan en amena tertulia mientras otros visitan los alrededores. Hay un viejo molino muy curioso, pero que necesita reparaciones.

El viejo molino de Ponjos

El sol está bajando en el horizonte. Es hora de regresar. tomamos para la vuelta en mismo camino de la mañana. Ahora ya conocemos bien el recorrido. Quizá por eso avanzamos un poco más rápido y no hacemos paradas. Las conversaciones fluyen al ritmo de las pisadas.

Cruzamos los mismos puentes que a la ida

Llegamos a nuestro punto de partida cuando el sol ya está por debajo de las montañas circundantes. La excursión ha sido muy agradable y ha requerido poco esfuerzo, aunque hemos recorrido unos 15 kilómetros. Los asistentes aprueban mayoritariamente el recorrido. La organización toma buena nota para futuros planes.

jueves, 28 de octubre de 2021

Argovejo 24/10/2021

 El pasado domingo, después de un retraso por diversos motivos, nos fuimos con el Trekking Familiar Anciles hasta el pueblo de Argovejo para hacer un recorrido por su famoso hayedo. Llegamos con cierto retraso por la avería de un coche. Pero nos reunimos casi veinte personas para iniciar la ruta. Por cierto, este día había muchísima gente haciendo esta misma ruta.

Casi todos al inicio de la ruta

Al final del pueblo sale una pista bien clara hacia el este. La pendiente es muy suave en esta zona, se camina sin apenas esfuerzo. El día está totalmente despejado.

Primeros tramos de la excursión

Tras recorrer aproximadamente un kilómetro por esta pista, tomamos un desvío hacia el sur. Un cartel anuncia la ruta con claridad. Ahora la pendiente se hace un poco más empinada, pero no requiere especial esfuerzo. Pronto nos adentramos en un bosque de hayas, poco denso al principio.

Nos adentramos en un bosque de hayas

Según avanzamos, el bosque se hace más espeso. Los árboles cubren del todo el cielo, caminamos siempre a la sombra. A nuestro lado discurre un arroyo.

Al principio estamos entre sol y sombra

En algunos momentos tenemos que cruzar con cuidado el arroyo. Hay pequeñas cascadas y mucho musgo. El paisaje es precioso.

Paisaje de sueño

En ocasiones tenemos que pasar sobre árboles caídos o caminar con cuidado entre rocas húmedas. La luz filtrada por las hojas con los colores de otoño tiñe todo de tonos rojos y ocres.

Cruzando con cuidado el arroyo

Seguimos remontando el arroyo entre las hojas caídas y las rocas cubiertas de musgo. Se acerca la hora de comer y se agradece llegar a una zona soleada. Nos encontramos con una pendiente muy fuerte, aunque corta. Arriba hay sol.

Subiendo la última pendiente

A llegar al final de la pendiente se abre un nuevo paisaje. Acaba el bosque y llegamos a lo alto de un acantilado. El camino sigue por la ladera izquierda, pero ante nosotros hay un enorme precipicio por el fondo del cual discurre el arroyo y de frente peñas enormes.

El paisaje frente a nosotros durante la comida

Encontramos sitio para acomodarnos todos. Incluso hay alguna familia comiendo a nuestro lado. De vez en cuando pasa algún grupo que sigue la senda que, en ruta circular por las alturas, vuelve al pueblo.

La senda continúa entre las montañas

Comemos tranquilamente al sol

Hoy hay un partido de fútbol importante. Algunos tienen mucho interés en verlo. Después de comer y de un breve descanso, iniciamos el descenso. Es más complicado descender que subir. La pendiente es muy fuerte y se puede resbalar. Los más jóvenes descienden rápido.

Descendiendo con tranquilidad

Los demás descendemos con tranquilidad admirando el paisaje. El camino de vuelta es el mismo. La luz de la tarde cambia un poco los colores. Como no hay prisa, paramos a contemplar el entorno.
Contemplando el paisaje

La senda discurre al lado del arroyo

Paramos con frecuencia para hacer fotos. El día es perfectamente apropiado para esta excursión.
El color de la foto no es del todo real, pero es precioso


Por fin salimos del bosque y llegamos a la pista. El sol nos vuelve a calentar de nuevo. De frente encontramos a otras personas que inician ahora el paseo en sentido contrario. Una imagen de la Santina de Covadonga entre las rocas nos saluda.

Llegamos al pueblo. El partido no tiene muchos espectadores, pero son muy forofos. Tomamos algo para reponer fuerzas. Sigue habiendo mucha gente en Argovejo. La ruta ha sido breve, pero muy intensa. En cualquier caso, el esfuerzo ha merecido ampliamente la pena.

Ya estamos pensando en la excursión del próximo mes. Prometemos que será casi llana.


martes, 14 de septiembre de 2021

Fuentes del Omaña 12/9/2021

 En el primer Trekking Familiar Anciles del curso 2021-22 hemos viajado hasta la localidad de Montrondo para recorrer una parte de la ruta llamada Fuentes del Omaña. Una mañana soleada, pero no muy calurosa. Estábamos pocos, solo seis personas. Partiendo desde las últimas casas de Montrondo tomamos una pista que remonta las primeras aguas del río Omaña. El camino tiene una pendiente suave y está en buen estado. Tras recorrer unos dos kilómetros, llegamos a la altura del abedular de Montrondo.

Ante el abedular de Montrondo

Seguimos por la pista al pie del abedular. Por lo que indican los carteles, este es uno de los bosques de abedules más importantes de la península, y en él puede encontrarse el urogallo. Durante el recorrido, a pesar de estar a finales del verano, encontramos varias fuentes de agua abundante y muy fría.
Una de las fuentes que encontramos en el recorrido

Cuando llegamos a la zona final del abedular, donde hay una construcción para el ganado, tomamos un desvío que gira ligeramente al norte. Cruzamos el arroyo y buscamos la senda que sube.
Cruzando el arroyo

Al principio la senda está clara. Pero pronto nos damos cuenta que este camino está prácticamente perdido. Hay abundante vegetación que invade el camino y dificulta el avance: brezo, algunos árboles pequeños, incluso zarzas y en ocasiones ortigas.
Avanzando por un camino casi perdido

En algunos tramos podemos encontrar una zona libre de maleza, pero nos dura poco. No es un tramo muy largo, pero hay que reconocer que no fue agradable. Por fin llegamos a una caseta de pastores muy pequeña y en mal estado. Al lado hay un grupo de caballos pastando. Paramos un momento a descansar y tomar un refrigerio.
Ya salimos del mal camino

Avanzamos un poco más hacia el norte, cruzamos el arroyo de Bozquemao y giramos al sur buscando un camino que nos lleve hasta la pista que habíamos dejado antes más abajo. Ahora estamos en una zona de praderas amplias y a nuestros pies se abre el valle.
El valle que estamos ascendiendo

Ya es la hora de comer. Estamos buscando una sombra, pero lo más que encontramos son pequeños árboles que apenas dan sombra. Un poco más lejos divisamos una pared rocosa que proyecta una sombra interesante. Y, además, en un lugar de buenas vistas. Solo son unos minutos más de caminar.
Una buena sombra bajo esa pared rocosa

Hemos llegado a una zona de praderías donde hay algo de ganado pastando. Subimos hasta el pie de la pared de piedra. El sitio es magnífico: fresco, con buenas vistas y grandes piedras adecuadas para sentarse. Allí comemos con calma. Incluso hay tiempo de contar chistes o descansar un buen rato.
Reposando la comida a la sombra

¡Incluso hubo que ponerse manga larga! Se estaba fresco allí. Debajo tenemos unas amplias praderas para el ganado. A la derecha el valle por el que hemos subido. A nuestra espalda está el Tambarón, un pico imponente de más de 2000 metros de altura.
Vista del valle desde el punto de parada

Ya descansados y con fuerzas renovadas, iniciamos el descenso. Ahora iremos siempre por la pista, sin ninguna dificultad. Al iniciar el descenso encontramos el arroyo Molar que forma una pequeña cascada.
Ante el arroyo Molar

Seguimos la marcha por la pista. En algunos tramos la pendiente es un poco más fuerte. Vamos bien de tiempo, no hay prisa.
Por la pista de regreso

Algunos recolectan plantas, flores o setas. La naturaleza ofrece todo tipo de recursos naturales.
Descendiendo

Sin mucho esfuerzo llegamos al punto donde nos habíamos desviado. Paramos de nuevo ante alguna fuente. Hay arroyos que aportan agua hasta formar el río Omaña.
Abundantes fuentes de agua aportan al nacimiento del río

Más adelante, en medio del abedular, hay un desvío que permite adentrarse un poco en el bosque. Todo el recorrido hecho hasta ahora va pasando factura. Solo los más aventurados deciden internarse un poco en el abedular. Los demás siguen camino abajo hacia el pueblo. Sin prisas.
Con el bosque de abedules al fondo

Solo nos adentramos un poco por el camino del bosque. Es silencio es espectacular. En algunos tramos los árboles oscurecen casi el camino. Es un lugar propicio para cuentos de hadas y duendes.
Por el camino del bosque

Una vez visto el ambiente del bosque, damos la vuelta y seguimos hacia Montrondo. Ya cerca del pueblo encontramos unos caballos imponentes que vienen de frente. Los más jóvenes se asustan un poco ante nuestra presencia. Pero somos gente pacífica.
Caballos en el camino
 

Llegamos todos a Montrondo al mismo tiempo. Ha sido una excursión bonita. Algo más de 10 kilómetros de recorrido final. La siguiente será mejor todavía.