Trekking

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jueves, 17 de octubre de 2024

Acebal de acebos 13/10/2024

 En el Trekking Familiar Anciles de octubre nos hemos acercado hasta el pueblo de Villanueva de Omaña. Un pueblo pequeño situado en una zona montañosa muy bonita. Al final del pueblo, justo donde parte la pista por la que iniciamos la ruta, hay una zona para aparcar unos pocos vehículos. Un cartel explica la excursión que vamos a iniciar. Pero nosotros tomamos una variante.

Iniciando la ruta entre vacas

Tomamos una pista que avanza hacia el oeste remontando el curso del río Pequeño. Adelantamos a un rebaño de vacas que se quedan pastando en un prado a la izquierda de la pista. El cielo está cubierto, pero no amenaza lluvia, la temperatura es suave, ideal para una excursión.

Avanzamos por una pista en buen estado

El suelo está húmero por las lluvias de los últimos días, incluso de la noche anterior. Vamos solo cinco personas, será una excursión muy familiar. Llegados a una nave ganadera, tomamos un desvío por la parte de atrás de la nave. Aquí nos apartamos de la ruta oficial.

Pastos verdes, suelo húmedo y lleno de hojas

La pendiente de la pista por la que avanzamos es suave, se avanza casi sin esfuerzo. Tras un desvío equivocado, tenemos que rectificar ascendiendo una pendiente fuerte hasta alcanzar de nuevo la pista prevista. El suelo está cubierto de hojas secas propias del otoño. A nuestro lado todo tipo de árboles: abedules, robles, avellanos... Todo el campo está verde debido a las lluvias reciente.

Remontamos un arroyo entre abundante vegetación

Caminamos remontando un pequeño arroyo con buen caudal. Llegamos a un punto donde se juntan las aguas de dos arroyos y uno de ellos forma una pequeña cascada. El paisaje es realmente magnífico.

Pequeña cascada

Desde aquí la pista se va estrechando y gira hacia el suroeste. Seguimos remontando el curso de un arroyo. Ahora la pista, además de más estrecha, es un poco más complicada: más pendiente y en peor estado. Pero el paisaje se hace cada vez más bonito y salvaje. Un dosel de ramas cubre siempre nuestro avance.

El camino se hace más complicado, pero más bonito

En ocasiones, tenemos que cruzar el arroyo sobre las grandes piedras de su lecho. Pequeñas cascadas adornan el curso del arroyo, siempre tenemos su rumor al lado. De vez en cuando vamos viendo algunos acebos. 

Siempre tenemos el rumor del arroyo a nuestro lado

Caminamos por el fondo de un valle bastante cerrado. A ambos lados tenemos unas laderas empinadas. Avanzamos sin prisas y disfrutando del hermoso paisaje.

Paisaje otoñal

Después de bastante ascenso, volvemos a encontrar una pista más ancha y con algo de barro. Seguimos adelante entre una gran variedad de árboles. Todos los troncos están cubiertos de líquenes. A veces es difícil distinguir el tipo de árbol. Todos los troncos parecen iguales. Poco después dejamos a un lado el arroyo y el valle se abre, las laderas son más suaves y amplias. Por fin llegamos a una zona abierta, de pastos.

Zona de pastos, valle más despejado

Son las dos de la tarde. Vemos un muro de piedras amplio en una zona soleada. Es un lugar estupendo para parar a comer. ¡Allá vamos!
En este lugar paramos a comer

Con tranquilidad nos tomamos los bocadillos, empanadas, tortillas... compartimos algunas delicias. En este lugar se está muy bien. Hay un poco de sol, no sopla viento, podemos sentarnos, las piedras nos sirven de mesa. También compartimos conversación amena. Alrededor hay vacas pastando, un bosque con colores otoñales.
Dispuestos para reanudar la marcha tras la comida

Después del descanso decidimos descender un poco por la pista por la que llegamos y entrar en el bosque, hacia el este, hasta enlazar con la pista oficial de la ruta Acebal de acebos. Nos detenemos a observar algunos acebos imponentes. Los hay con las bayas rojas típicas que presentan un aspecto precioso. Dentro del bosque seguimos las sendas que encontramos.
Cruzando sin dificultad el bosque

Se avanza sin dificultad, hay sendas y el bosque no es denso. Es un paisaje distinto, lleno de árboles, con el suelo cubierto de una gruesa capa orgánica por la que se avanza sin dificultad. Pronto enlazamos con la parte superior de la pista. Ahora todo es más sencillo: solo hay que seguir pista abajo, hasta el pueblo.
Continuamos por la pista hasta el pueblo

El paisaje cambia bastante. Ahora hay menos humedad. La pista es amplia y con el firme seco. Seguimos el curso del río Pequeño, pero descendiendo. Normalmente tenemos el río un poco lejos de nosotros. Seguimos encontrando abedules, acebos, robles, hayas y otra variedad de árboles.
El valle es más abierto

El valle es menos cerrado que el de la mañana, pero sigue siendo un paisaje bonito. A los lados del camino encontramos de nuevo una gran variedad de setas de gran tamaño. El descenso es rápido y cómodo.
Abundantes macrolepiotas

Sin mucho esfuerzo, nos vamos acercando al punto de partida. Cruzamos el río por un puente y pronto llegamos a la nave ganadera que dejamos a la izquierda por la mañana. En la parte baja del camino sí que hay de nuevo humedad y algunos charcos.
Cerca del pueblo cruzamos el río Pequeño

Desandamos el camino de la mañana y pronto estamos en Villanueva de Omaña. Ha sido una excursión realmente bonita y poco exigente. Nos queda tiempo de tomarnos un café en un pueblo cercano. El próximo mes buscaremos otro bosque.

martes, 24 de septiembre de 2024

Lago de Babia 22/09/2024

 Una vez iniciado el curso académico, convocamos la primera excursión de Trekking Familiar Anciles. Nuestro destino es Piedrafita de Babia para rodear Peña Larga y regresar pasando por Lago de Babia. Partimos desde la parte alta de Piedrafita de Babia. Una pista entra rápidamente en un pinar antiguo. Descubrimos que al inicio de esa pista hay espacio habilitado para aparcar los coches. Una pena, los habíamos dejado en el pueblo. Avanzamos por la pista en un día soleado, pero de temperatura más bien fresca.

Iniciando la marcha, al poco de salir de Piedrafita

Para ser la primera excursión del curso, empezamos con bastantes asistentes, unos 14. ¡Pero no conseguimos reunirlos a todos en una foto! La pista avanza por un pinar con más de cien años de antigüedad y bien conservado. La pendiente es suave, con algunos repechos un poco más pendientes.

En medio del pinar

Como consecuencia de un despiste, empezamos tarde a caminar. Al llegar a un collado, hacemos una breve parada para reponer fuerzas y reagruparnos. La pista sigue en un ligero descenso y pronto se pierde en una senda estrecha. Una breve subida y superamos otro collado sencillo. Este es el punto más alto del recorrido.

Segundo collado que superamos. El punto más alto del recorrido

Una vez superado este segundo collado, la senda se pierde en varias más entre las matas de enebro que dificultan el paso y arañan las piernas. Hay momentos de duda para encontrar la senda menos costosa. Desde luego, esta ruta no está bien conservada.

Superado el segundo collado. Buscando la senda

Hemos perdido la senda y el guía tiene que explorar el terreno. Tenemos que superar un promontorio rocoso por encima de nuestras cabezas. Remontamos una pendiente un poco más fuerte hasta llegar al paso adecuado.

Remontando la pendiente. Impresionante paisaje

Cuando llegamos al promontorio son más de las tres de la tarde. Es hora de comer. El lugar es adecuado, hay un espacio amplio con hierba y algunas rocas y unas vistas increíbles a las montañas cercanas.

Parada para comer en un promontorio

De todas formas, tuvimos que abrigarnos. Soplaba una brisa fresca y estábamos en un lugar bastante expuesto. Tras una comida tranquila y un poco de reposo, volvimos al camino. Un ligero descenso por las sendas entre los enebros, nos lleva a sobrepasar una cresta y pasar al lado este de Peña larga.

Después de la parada para la comida, bajamos abrigados

Una vez en este lado de la cresta descendemos un poco más y enseguida vemos las aguas de la Laguna Grande de Lago de Babia. Todavía tenemos que descender un poco más y superar una alambrada para tener ante nosotros el lago.

La mayor parte del grupo ante la Laguna Grande

Nuestro recorrido pasa al lado del lago. Encontramos un buen grupo de vacas, toros y algunos terneros muy tiernos. 
Ganado pastando junto al lago

Cruzando al lado del lago

Superado el lago, la pista continúa hasta encontrar una carretera. Seguimos descendiendo por la carretera hasta llegar al pueblo de Lago de Babia. Hay algunos rincones curiosos en esta pequeña población.

Curioso rincón de Lago de Babia

A la salida del pueblo tomamos de nuevo una pista que discurre entre terrenos de pasto. En algunos puntos hay bastante barro y nos vemos obligados a atravesar una acequia o bordear por los prados contiguos. Más tarde, la pista toma altura sobre el valle y se hace más cómoda. Además, tenemos buenas vistas del valle de Babia. 
Últimos tramos por la pista antes de llegar a la carretera

La pista acaba en la carretera, como a un kilómetro al este de Piedrafita de Babia. Tenemos que seguir un poco por la carretera hasta llegar al lugar donde teníamos los coches. Hubo tiempo de tomarse alguna bebida hidratante y comentar las incidencias del día.

martes, 11 de junio de 2024

Mirva Rabanal 9/6/2024

 Hemos elegido la última excursión del curso en junio, aprovechando los días más largos del año, para irnos un poco lejos. No acercamos a Burón, para hacer la ruta Mirva Rabanal, un sendero de pequeño recorrido conocido como PR-LE 21. La ruta parte del área de recreo Mirva, al lado de la carretera, nada más pasar Burón. Hay sitio para aparcar cuatro o cinco vehículos. Nos juntamos 14 personas, no está mal. Desde aquí parte una pista hacia el norte que va remontando poco a poco el arroyo de Mirva.

Iniciando la marcha

El cielo está cubierto de nubes. Por la noche ha llovido, pero no hay prevista lluvia para el resto del día. La temperatura es más bien fresca, ideal para una excursión. Circulamos por una pista en buen estado con algún charco, pero con el suelo firme y cómodo en casi todo el recorrido. A los lados praderas con abundante hierba, un arroyo de poco caudal y las laderas cubiertas de retamas con su flor amarilla y hayas.

Primer tramo del recorrido

La pendiente es suave, la conversación amena. Encontramos caballos pastando a los lados. La marcha es muy cómoda.

Encontramos ganado pastando a los lados

Detrás de nosotros las nubes cubren las cumbres de Peñas Pintas y el Yordas. Nos vamos acercando al hayedo. Toda la naturaleza está exuberante por la primavera: hierba verde, flores abundantes, incluso algunas setas.

Las nubes cubren las montañas cercanas

Nos adentramos por primera vez en un bosque de hayas. El suelo está cubierto de hojas marrones, hay más humedad.

Entramos en un bosque de hayas

Seguimos nuestro recorrido sin salirnos de la pista ni tomar desvíos no previstos. De vez en cuando hay amplios claros cubiertos de hierba. Paramos para esperar a los más lentos. Sin embargo, algunos jóvenes parecen tener prisa. Seguimos el camino. Entramos de nuevo en el hayedo. Ahora encontramos las pendientes más fuertes del recorrido. Hay que avanzar despacio y tomar resuello de vez en cuando.

Zona con pendiente importante

El tramo de pendiente fuerte no es muy largo, pero lo parece. Los árboles forman un dosel sobre el camino que parece oscuro. Pero todo se acaba. Tras varias curvas, volvemos a una zona despejada con pastos amplios. Al final de estas praderas, al borde del bosque hay una caseta de vigilancia de madera.

Caseta de madera al borde del bosque

Es un lugar ideal para parar a comer. Son más de las dos y media de la tarde y hay hambre. Por el norte las nubes cubren el paisaje. Sabemos que desde aquí hay normalmente unas vistas fantásticas de los Picos de Europa. Pero hoy no podemos apreciarlo. 

Aquí paramos a comer. Las nubes impiden contemplar el paisaje

Comemos tranquilamente en el borde del bosque sentados sobre unos troncos caídos. Entre la humedad y la sombra de las hayas hace algo de frío. Algunos necesitan abrigarse. Tras los postres y la conversación, retomamos el camino. Más que nada, por no quedarnos fríos. Ahora la pista gira hacia el este y desciende entre las hayas frondosas.

El camino desciende entre las hayas

Hacia el norte apreciamos las casas de Retuerto en el fondo del valle. Tras aproximadamente un kilómetro de recorrido, tomamos un desvío que asciende ligeramente por la ladera. Un cartel indica que Burón está a 6,5 Km de distancia. 

Aquí termina un parte del descenso

El desvío es de nuevo en ligera pendiente hacia arriba. Seguimos por un hayedo denso. Un poco más adelante salimos del bosque. Ahora tenemos ante nosotros el Collado de la Giesa. Vamos entrando y saliendo del bosque sucesivamente.
El Collado de la Giesa

Pasado el último collado, la pista se convierte en una senda estrecha que desciende en medio del hayedo haciendo zigzag. Es una bajada con bastante pendiente en la que hay que caminar con cuidado. No hay peligro ninguno, pero un resbalón entre las hojas dará con nuestros huesos en el suelo mullido.
Descendiendo por la senda del hayedo

Al acabar el descenso tenemos que cruzar el arroyo Rabanal, de escaso caudal, para evitar una zona cenagosa. Seguimos por el hayedo. Ahora volvemos a recorrer una pista amplia dentro del bosque. Cada vez con más frecuencia, encontramos grandes claros con hierba abundante. En ocasiones los troncos viejos merecen una foto.
Ante unos troncos imponentes

Los claros del bosque se van ampliando. Llega un momento en que la pista discurre entre praderas de pasto con las laderas cubiertas de hayas. Hacia el sur vemos las montañas lejanas con algunas nubes menos que durante la mañana. El sol caliente tímidamente entre las nubes.
Transitamos una zona de pastos. Las hayas cubren las laderas

Alguien comenta que esta está siendo, quizá, una de las excursiones más bonitas de los últimos meses. ¡Por eso nos fuimos tan lejos! Los excursionistas nos hemos dividido en grupos bastante separados. De vez en cuando esperamos a los más rezagados. El recorrido es precioso, pero largo.
Las nubes siguen cubriendo las cumbres más altas

El arroyo de Rabanal discurre al lado del camino. A lo lejos vemos ya la carretera al lado de Burón. Todavía nos queda casi un kilómetro de recorrido a la orilla de la carretera hasta llegar al punto de partida. 
Ya muy cerca de Burón

Ha sido una excursión exigente. Quizá hemos caminado demasiado rápido. En todo caso, nos deja una sensación imborrable. La siguiente será ya después del verano. ¡A ver si estamos en forma!