Hemos elegido la última excursión del curso en junio, aprovechando los días más largos del año, para irnos un poco lejos. No acercamos a Burón, para hacer la ruta Mirva Rabanal, un sendero de pequeño recorrido conocido como PR-LE 21. La ruta parte del área de recreo Mirva, al lado de la carretera, nada más pasar Burón. Hay sitio para aparcar cuatro o cinco vehículos. Nos juntamos 14 personas, no está mal. Desde aquí parte una pista hacia el norte que va remontando poco a poco el arroyo de Mirva.
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Iniciando la marcha |
El cielo está cubierto de nubes. Por la noche ha llovido, pero no hay prevista lluvia para el resto del día. La temperatura es más bien fresca, ideal para una excursión. Circulamos por una pista en buen estado con algún charco, pero con el suelo firme y cómodo en casi todo el recorrido. A los lados praderas con abundante hierba, un arroyo de poco caudal y las laderas cubiertas de retamas con su flor amarilla y hayas.
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Primer tramo del recorrido |
La pendiente es suave, la conversación amena. Encontramos caballos pastando a los lados. La marcha es muy cómoda.
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Encontramos ganado pastando a los lados |
Detrás de nosotros las nubes cubren las cumbres de Peñas Pintas y el Yordas. Nos vamos acercando al hayedo. Toda la naturaleza está exuberante por la primavera: hierba verde, flores abundantes, incluso algunas setas.
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Las nubes cubren las montañas cercanas |
Nos adentramos por primera vez en un bosque de hayas. El suelo está cubierto de hojas marrones, hay más humedad.
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Entramos en un bosque de hayas |
Seguimos nuestro recorrido sin salirnos de la pista ni tomar desvíos no previstos. De vez en cuando hay amplios claros cubiertos de hierba. Paramos para esperar a los más lentos. Sin embargo, algunos jóvenes parecen tener prisa. Seguimos el camino. Entramos de nuevo en el hayedo. Ahora encontramos las pendientes más fuertes del recorrido. Hay que avanzar despacio y tomar resuello de vez en cuando.
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Zona con pendiente importante |
El tramo de pendiente fuerte no es muy largo, pero lo parece. Los árboles forman un dosel sobre el camino que parece oscuro. Pero todo se acaba. Tras varias curvas, volvemos a una zona despejada con pastos amplios. Al final de estas praderas, al borde del bosque hay una caseta de vigilancia de madera.
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Caseta de madera al borde del bosque |
Es un lugar ideal para parar a comer. Son más de las dos y media de la tarde y hay hambre. Por el norte las nubes cubren el paisaje. Sabemos que desde aquí hay normalmente unas vistas fantásticas de los Picos de Europa. Pero hoy no podemos apreciarlo.
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Aquí paramos a comer. Las nubes impiden contemplar el paisaje |
Comemos tranquilamente en el borde del bosque sentados sobre unos troncos caídos. Entre la humedad y la sombra de las hayas hace algo de frío. Algunos necesitan abrigarse. Tras los postres y la conversación, retomamos el camino. Más que nada, por no quedarnos fríos. Ahora la pista gira hacia el este y desciende entre las hayas frondosas.
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El camino desciende entre las hayas |
Hacia el norte apreciamos las casas de Retuerto en el fondo del valle. Tras aproximadamente un kilómetro de recorrido, tomamos un desvío que asciende ligeramente por la ladera. Un cartel indica que Burón está a 6,5 Km de distancia.
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Aquí termina un parte del descenso |
El desvío es de nuevo en ligera pendiente hacia arriba. Seguimos por un hayedo denso. Un poco más adelante salimos del bosque. Ahora tenemos ante nosotros el Collado de la Giesa. Vamos entrando y saliendo del bosque sucesivamente.
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El Collado de la Giesa |
Pasado el último collado, la pista se convierte en una senda estrecha que desciende en medio del hayedo haciendo zigzag. Es una bajada con bastante pendiente en la que hay que caminar con cuidado. No hay peligro ninguno, pero un resbalón entre las hojas dará con nuestros huesos en el suelo mullido.
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Descendiendo por la senda del hayedo |
Al acabar el descenso tenemos que cruzar el arroyo Rabanal, de escaso caudal, para evitar una zona cenagosa. Seguimos por el hayedo. Ahora volvemos a recorrer una pista amplia dentro del bosque. Cada vez con más frecuencia, encontramos grandes claros con hierba abundante. En ocasiones los troncos viejos merecen una foto.
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Ante unos troncos imponentes |
Los claros del bosque se van ampliando. Llega un momento en que la pista discurre entre praderas de pasto con las laderas cubiertas de hayas. Hacia el sur vemos las montañas lejanas con algunas nubes menos que durante la mañana. El sol caliente tímidamente entre las nubes.
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Transitamos una zona de pastos. Las hayas cubren las laderas |
Alguien comenta que esta está siendo, quizá, una de las excursiones más bonitas de los últimos meses. ¡Por eso nos fuimos tan lejos! Los excursionistas nos hemos dividido en grupos bastante separados. De vez en cuando esperamos a los más rezagados. El recorrido es precioso, pero largo.
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Las nubes siguen cubriendo las cumbres más altas
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El arroyo de Rabanal discurre al lado del camino. A lo lejos vemos ya la carretera al lado de Burón. Todavía nos queda casi un kilómetro de recorrido a la orilla de la carretera hasta llegar al punto de partida.
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Ya muy cerca de Burón |
Ha sido una excursión exigente. Quizá hemos caminado demasiado rápido. En todo caso, nos deja una sensación imborrable. La siguiente será ya después del verano. ¡A ver si estamos en forma!