Trekking

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miércoles, 12 de noviembre de 2025

Horcadas, collado El Baile 9/11/2025

 En noviembre hemos quedado en el pueblo de Horcadas, en la margen izquierda del embalse de Riaño. No éramos muchos: siete personas. Horcadas es un pueblo pequeño, con algunas casas de piedra preciosas. En la parte norte del pueblo, al lado de la iglesia, parte una pista entre retamas y robles.

Iniciando la marcha hacia el Collado El Baile

La temperatura es suave y el cielo está mayormente despejado. La pendiente es suave y vamos conversando con tranquilidad. Pasamos una portilla de madera.

Paramos en un portillo de madera

Seguimos hacia arriba. Pronto llegamos al lugar donde tenemos que tomar una desviación hacia Carande. Decidimos seguir hasta acercarnos hasta el collado El Baile, para ver el paisaje hacia Riaño.

En lo alto del collado El Baile

Desde el collado vemos la senda que lleva hasta el pico Gilbo. Hay gente subiendo o bajando esta cumbre cercana. Hacia el norte vemos el pueblo de Riaño y parte del embalse. En el horizonte norte está la sierra de Riaño quemada en parte tras los incendios de este verano.

Vistas al norte, la Sierra de Riaño

Hay algunos árboles con los colores pardos de otoño. Nos damos la vuelta y descendemos de nuevo hacia el sur. El paisaje, con los colores del otoño, es muy sugerente.

Retrocedemos un poco al sur. Paisaje otoñal

Regresamos al punto donde se desvía la ruta. Son las dos y cuarto, un poco temprano, pero decidimos quedarnos allí a comer. Es un lugar agradable y al sol. A partir de aquí, el camino desciende y no parece sencillo encontrar lugares soleados adecuados para comer.

Paramos aquí a comer, al pie del pico Gilbo

Comemos tranquilamente sentados en la hierba. Compartimos conversación y alimentos. Incluso hay tiempo para descansar en la sobremesa. Con más fuerzas reemprendemos la marcha. Ahora el camino desciende por un valle hasta adentrarse en un robledal.

El camino desciende por un valle al lado de un robledal

La pendiente no es fuerte y se camina con comodidad entre la hierba mullida. A lo lejos tenemos la silueta inconfundible del Espigüete

Caminamos cómodamente. Al fondo el Espigüete

Pronto la pista sigue por un tupido bosque de robles. El suelo está cubierto de hojas caídas. Hay una calma y un silencio impresionantes que rompemos con nuestras pisadas.

Un tranquilo bosque de robles

Este tramo del camino va por zona sombreada y el día está fresco. Vamos bien abrigados. Hay previsión de que a última hora de la tarde puede caer algo de lluvia. De momento no hay riesgo inminente de precipitaciones.

Seguimos caminando por el robledal

Más tarde, la pista gira hacia el este y sigue por el límite del bosque. Ahora vemos abajo la carretera que lleva a Riaño, y las montañas al otro lado de la carretera con sus laderas cubiertas de vegetación.

La pista sigue al borde del bosque

La pista se convierte en una senda más estrecha y desciende directa hacia el pueblo de Carande.

Descendemos hacia la carretera

Teníamos pensado cruzar por un paso bajo la carretera. Pero un corral de ganado y unas indicaciones nos desvían directamente sobre ella. Cruzamos la carretera al lado de Carande y tomamos otra pista por la que discurre el camino Vadiniense o Camino de Santiago del norte, que une el monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, con el camino francés en Mansilla de la Mulas.

Por el camino Vadiniense

Este tramo de pista discurre cerca de la carretera de Riaño. Es muy llano y cómodo para pasear. A los lados tenemos praderas.

Camino muy cómodo

En poco tiempo, tras una curva, llegamos a un paso bajo la carretera y poco después llegamos de nuevo a Horcadas, nuestro punto de partida.

Entrando ya en Horcadas


Una excursión realmente muy cómoda y sencilla. Hemos recorrido unos siete kilómetros con 200 metros de desnivel. Hemos visto paisajes bonitos, montañas y bosques. Lo ideal para el otoño.