En esta ocasión hemos viajado hasta Oville, un pequeño pueblo apartado de la carretera al norte de Boñar. Nos hemos juntado un buen número de personas. El camino se inicia al final del pueblo al noroeste. Enseguida tomamos un desvío hacia el oeste que sube entre un bosque de pinos. La pendiente es fuerte.
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Pista de subida con buen paisaje |
Los más jóvenes toman enseguida la delantera. Hay que pararles para que no pierdan el camino. Tras las primeras rampas muy pendientes, llegamos a una zona con menos árboles que nos permite ver el paisaje alrededor. Debajo tenemos ya el pueblo de Oville. El cielo está parcialmente cubierto de nubes. En la cima de las montañas hay niebla.
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Algunos prefieren las pendientes más fuertes |
El camino sigue por la pista forestal, ahora ligeramente más suave. Algunos prefieren atajar por el cortafuegos con una pendiente considerable. Después tienen que esperar al resto arriba. Tras caminar alrededor de una hora, llegamos a la altura de las nubes. Ahora nos rodea una niebla fría. Hacemos una primera parada para reponer fuerzas y reagruparnos.
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Una parada todos juntos. Nos rodea la niebla. |
Entre los objetivos posibles estaba el subir hasta la cumbre de Prado Llano, a 1720 metros de altura. Pero la cubierta de nubes impide ver la cima y renunciamos a ella. Subimos un poco más y tomamos un desvío hacia el sur. Estamos a unos 1500 metros de altura. Ahora bordeamos las laderas de Prado Llano sin perder altura. Seguimos una estrecha senda bien marcada hasta alcanzar la zona de la Jonciana.
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Una senda bordea las laderas de Prado Llano |
Los más jóvenes se habían lanzado ladera abajo y hay que avisarles de que deben ascender de nuevo para retomar el camino. Ya estamos por debajo de la zona de niebla y tenemos buena vista del valle cercano. Tras caminar aproximadamente un kilómetro sin perder altura llegamos a una pequeña pradera donde hay una caseta. El problema es que está bien cerrada y no tenemos llave.
Como estamos alrededor de las dos de la tarde, decidimos hacer una parada para comer aquí. Hay una pequeña pradera con una cerca de piedras donde nos aposentamos. Bajo una roca encontramos una cueva excavada con entrada y salida. Alguien recoge leña y hace una pequeña hoguera. No hay peligro, está rodeada de rocas y piedras. No se puede propagar el fuego. Los chicos se divierten y se calientan al lado de la hoguera. La niebla vuelve a envolvernos. Hace frío.
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La cueva y la hoguera |
Tras acabar la comida no paramos mucho, la niebla no hace el lugar agradable para estar parados. Al lado de donde hemos parado arranca una pista forestal que nos lleva sin pérdida al pueblo. Además, todo es ahora cuesta abajo. Más sencillo.
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Los más jóvenes se divirtieron |
La excursión se estira. Los más jóvenes toman pronto ventaja. La niebla nos ha dejado y el paseo es ahora más agradable. El camino no tiene pérdida. Encontramos cuarcitas arenosas o un arroyo que cruza el camino. Una hora más de caminar y llegamos a Oville. Ha sido una excursión breve pero intensa. Nos da tiempo a tomar un café tranquilo antes de regresar a casa.