Valió la pena retrasar una semana la excursión, pues así pudimos disfrutar de un hermoso y soleado día, cosa excepcional en este invierno. La ruta de la Vía Bardaya recorre el trazado de un antiguo ferrocarril minero entre la Estación de Matallana y Villalfeide. En esta época y circunstancias, el barro y el agua abundaban en algunos tramos, por lo que rebautizamos a esta ruta con el nombre de "Vía Barrodaya".
Además, contamos con un experimentado guía conocido en la zona como el "Turco".
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Al poco de iniciar la marcha, alguien descubrió mucho hielo en las vagonetas junto al camino. |
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A continuación, nos detuvimos unos instantes a ver los fósiles de corales en el arrecife del Devónico. |
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Procuramos atravesar con rapidez las zonas de sombra, pues se notaba el descenso de la temperatura. |
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Sin embargo, en las zonas soleadas el paso se hacía mucho más tranquilo. |
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Las placas de hielo continuaban apareciendo por doquier. |
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Un par de instantáneas para el recuerdo, acompañados por el "Turco". |
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Aunque aún era pronto, decidimos que este era un buen sitio para parar a comer. |
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Macarena, la benjamina del grupo, en esta ocasión incluso cargó con su propia mochila. |
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Iniciamos la tarde aproximándonos a Villalfeide, con el pico Polvoreda muy nevado al fondo. |
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Más adelante, encontramos en una escombrera buenos fósiles de helechos del Carbonífero. Algunos aprovecharon la parada para iniciar una batalla de bolas de nieve. |
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Tras continuar camino arriba un poco más, decidimos finalmente volver sobre nuestros pasos para retomar la ruta oficial en Serrilla. |
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Dejamos atrás Villalfeide y su iglesia del siglo XIII... |
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... y, sin dejar de ser escoltados por el "Turco", ... |
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... atravesamos el puente medieval de Serrilla. |
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El camino de regreso se eleva algo más sobre el valle del Torío y nos permite contemplar mejores panorámicas. |
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Y, casi al final de la ruta, hubo que sortear de nuevo agua y barro. |
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¡Muuuuuuuuuuuy bien, amigos! ¡Hasta la próxima! |