Trekking

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domingo, 15 de junio de 2014

De Liegos al pico Yordas - 8/06/2014

En esta edición especial con motivo del fin de curso, nos habíamos propuesto un objetivo ambicioso: coronar el pico Yordas. Para ello, fue necesario madrugar un poco más y adelantar una hora la salida.

El punto de partida era la localidad de Liegos. Como se suponía que parte del grupo (en realidad, la mitad) no estaría en condiciones de afrontar todo el recorrido, se dio la posibilidad a los menos andarines de establecer un campamento base próximo al punto de inicio de la ascensión.


Así se dibujaba entre las nubes la cumbre del pico Yordas desde Riaño,
donde hicimos una breve parada antes de continuar hacia Valdeburón y Liegos.
La salida desde Liegos fue un poco desorganizada, a pesar
de las comunicaciones por walkie-talkie de que disponíamos.
Al principio con más nubes que claros, fuimos poco a poco
recorriendo los cuatro kilómetros de aproximación hasta la base
del Yordas. Hasta que llegó el momento de la verdad, y finalmente
sólo 12 se atrevieron a iniciar la ascensión.
Las fotos que siguen son exclusivas de esa "mitad" de la excursión.

Como aperitivo de la subida, nos introducimos
en un frondoso hayedo por una pista bien pindia,
y algunos han de ser literalmente remolcados.
Luego viene una senda con menos pendiente
pero con algún que otro obstáculo fortuito.
Y al salir de hayedo nos disponemos a descansar
y comer algo, pues ya es un poco tarde.
Continuamos luego por unas floridas campas...
 ... que nos entusiasman a todos, ...
... pero hay que proseguir para alcanzar a tiempo el collado de Baguyoso.
Una vez en el collado, hay cuatro que, prudentemente,
deciden retirarse e iniciar el descenso hasta el campamento base.
El resto continúa con ahínco la ascensión,
cada vez con mejores panorámicas del entorno.
Y, por fin, los primeros llegan a la cumbre,...
... y los que vienen detrás tampoco tardan mucho en coronar.
¡Aquí estamos, porque hemos llegado!
Bis, con intercambio del fotógrafo.
Ya de vuelta, un rebeco, habitante de estas escarpadas peñas,
nos observa receloso desde su atalaya.
¡Adiós, Yordas! Hasta la próxima.